Su aroma

Calcetines altos y chocolate caliente, sentada en el suelo, mira un árbol de plástico. Una bola rojiza la saluda con su reflejo y la invita, como siempre, a recordar días anteriores que fueron mucho más certeros.

Se levanta, recoge su pelo, deja la taza en la mesita de madera, y en la soledad de su hogar, oye la música que la envuelve y la acuna. Cierra los ojos, vuelve su aroma.

Una mirada cansada se funde con la televisión, unas manos huesudas traen su cena preparada solo para ella por sus problemas alimenticios. Una tos cansada se aferra al tiempo que no para de correr. La mira, como la primera vez que la sostuvo en sus brazos y la acercó a esa ventana del hospital, para ver mejor el color de ojos que compartirían.

"Por favor no olvides mi nombre"

Abre los ojos, y una palabra la atormenta. Se siente pequeña, y acongojada, mira el hueco del sofá que espera con ansias una presencia que no va a volver. 

El chocolate ya frío danza por sus labios, y abrazada a su olor, retoma otra vez su rutina. La vida no espera a nadie y mucho menos a los que ya no están vivos. Llora.

Comentarios

  1. Tus descripciones son Brillantes.
    Me hicieron reflexionar y tomar conciencia que cuando ponemos atención en todo lo que está pasando en el momento presente, en lo que observamos y vivimos minuto a minuto, nos sentimos mas vivos...De eso trata la vida, ¿No?
    Saludos.

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    1. Muchísimas gracias por comentar, y gracias también por el regalo de tus bonitas palabras, espero verte pronto por aquí de nuevo. Sí, la vida es esa trampa de la muerte que nos hace sentir minuto a minuto si la tenemos en cuenta.

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